Ficha:
  • Nombre: Oteros (1042 m.) , Lorricho (1023 m.).
  • Situación: Sierra de Badaya.
  • Punto de partida: Hueto Abajo (Alava)
  • Desnivel: 513 m. desde Hueto Arriba a Oteros.
  • Duración :  4 horas. Unos 16 km.
Thumbnail image

 

  • Mapa de situación:

15.8 km, 23:35:08

 

  • Alternativa 1 - Ascensión desde Hueto Abajo:

La tarde del sábado había sido especialmente lluviosa. El cielo se había roto y derramado agua a baldes; agua fría y persistente que obliga a la gente, ávida de fin de semana, a permanecer en sus casas. Malos augurios para nuestra salida dominical al monte. Nuestra particular aventura semanal se ve seriamente amenazada. Pero no hay obstáculo ni meteorológico ni de otra índole que venza los deseos de naturaleza del club EL TROTAMONTES. Hemos de pensar sobre la marcha una travesía algo más cercana y menos expuestas a las inclemencias del tiempo. La Sierra Brava de Badaya, siempre tan cercana y querida, va a ser el objetivo de nuestra aventura. Cuando salimos hacia ella, sus cumbres se ven amenazadas por un cielo extremadamente negro. Con sus 70 km2 de extensión de terreno crástico, la sierra acoge en sus laderas coquetos valles y escarpadas paredes; así mismo sus entrañas están horadadas por infinidad de oquedades y cuevas que hacen las delicias de los aficionados a la espeleología.

El viejo Monasterio de Santa Catalina de Badaya, hoy convertido en precioso jardín botánico, se esconde temeroso en uno de sus sombríos valles. En un esfuerzo encomiable por parte de la diputación alavesa, el monasterio ha sido rescatado de entre las garras del bosque que lo derribaba, y del olvido centenario que se adentra en los albores del siglo XV. Desgraciadamente la sierra en los últimos años ha sido convertida en un parque eólico y varias docenas de molinos gigantes bracean a lo lejos allá en las alturas. Comenzamos nuestra andadura en el pequeño pueblo de HUETO ABAJO. Aparcamos el coche bajo las paredes de la preciosa iglesia de muros románicos recién restaurados a la entrada del pueblo.

Tomamos la pista que hacia el oeste abandona el pueblo en dirección a la Ermita de La Virgen de UBARRIARÁN. Dejando la ermita a la izquierda la pista, empedrada por grandes lajas naturales, va dirigiéndose hacia la sierra en ascensión moderada entre un bosque de carrascos y encinos. Pasamos la BALSA de ganado, a nuestra izda. y como en un km. y medio accedemos a lo alto de la sierra donde en un POZO de ganado cambiaremos nuestro rumbo a dirección sur-oeste, ya llaneando por la enorme plana de la sierra. Numeroso ganado es testigo de nuestra presencia. Algún jabalí corre despavorido acosado por los numerosos perros cazadores que se apostan por la zona. El tímido sol de diciembre ha conseguido hacerse hueco entre el negro manto de nubes y concede a la sierra una luminosidad como recién lavada. A retazos la niebla se come la sierra a nuestra vista. Progresamos por la llana en dirección al refugio de ASKEGUI. El viejo y antiestético refugio de los años 80 ha sido derribado y en su lugar se ha levantado otro, más acorde con la orografía del entorno, y centro de interpretación del parque eólico.

Desde los albores del siglo XVIII las Juntas Vecinales de la zona se han venido reuniendo en este punto para dirimir sus litigios pastoriles. Un enorme molino de viento, a escasos metros del refugio, de 60 m de mástil y 40 m. de aspa, gira acosado por el viento helado que sopla en la sierra. Seguimos progresando escoltados acá y acullá por estos enormes y horribles gigantes plateados que silban sobre nuestras cabezas. Desde su impuesta presencia la sierra ya no será la misma. Infinidad de pistas empedradas surcan la sierra para dar servicio a estos monstruos de metal que lanzan sus megavatios ladera abajo.

Seguimos progresando por una de ellas en dirección al monte Oteros. Al poco del refugio una seria amenaza se nos presenta de repente. Un enorme mastín de color blanco nos sale al paso ladrando amenazadoramente; nuestra sangre se congela mas si cabe en nuestras venas y los pelos se nos empuntan de verdadero miedo. Solos nosotros y el mastín. En su fiera mirada apreciamos un mensaje muy claro. Hemos de desviar nuestra andadura para no acercarnos al rebaño de ovejas que pasta bajo los molinos. Entendida la lección abandonamos la pista para a campo través ir poniendo metros entre nosotros y el mastín hasta que ya sus ladridos se pierden lejanos absorbidos por el fuerte viento. Accedemos a la cumbre de OTEROS (1042m.), olvidado el incidente canino, cuando ya el viento y el sol han limpiado el cielo y una insultante claridad envuelve la sierra.

Descendemos la cumbre hacia el oeste en dirección a una balsa en la que tomaremos el camino de descenso a SUBIJANA. Cuando entramos en el pueblo han quedado atrás 16 km. de travesía disfrutando de esta entrañable sierra alavesa que tantos recuerdos nos trae, y habiendo constatado como el desequilibrio insostenible va cobrándose su tributo hasta en los rincones mas escondidos de nuestro entorno. De los cinco parque eólicos proyectados por el gobierno vasco para llevar a cabo su política de autosuficiencia energética en Euskadi, tres nos han tocado en Alava. Las sierras de Elguea y Badaya nunca volverán a ser lo mismo. El próximo parque va hacia los montes de Iturrieta, según creo. Mientras tanto el alto valor ecológico de la Sierra de Ordunte, en Vizcaya, la han librado de las escavadoras y de los todoterrenos. ¿O será por el alto valor político? Hay cariños que matan y regalos que envenenan. El Parque eólico de Badaya es uno de ellos. ¡Y lo que te rondaré, morena!

  • Fotografías:

contentmap_plugin