Ficha: 
  • Nombre: Altipitatx (1171 m.) .
  • Situación: Sierras de Gorbea. Krast de Itxina.
  • Punto de partida: Urigoiti. Bizkaia.
  • Desnivel: 600 m..
  • Duración: 14,42 km. y unas 5,30 horas.
  • Cartografía: Topo Spain.
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14.3 km, 06:24:12

El Macizo o Karst de Itxina es, geológica y paisajísticamente, uno de los rincones más singulares de la geografía vasca. Acuarela de leyendas y mitología, recorrer sus laberintos calizos de estructuras imposibles, hace al montañero entrar en un agreste paisaje de leyendas y de mitología. No en vano, era Itxina hace 110 millones de años un mar de coral; golpes tectónicos afloraron este coral a la superficie y la erosión debida al agua y al viento en la piedra caliza han labrado en Itxina ese estructura sinuosa de lajas y grietas que comúnmente denominamos como “karst”. Morfológicamente, Itxina es una meseta elevada situada al NO del Macizo del Gorbea. Rodeada de enormes farallones de roca de una altitud media cercana a los 1100 metros y con un perímetro de doce kilómetros, el interior de este cráter es un laberinto de roca al cual sólo se puede acceder a través de varios pasos naturales que el agua y el viento han esculpido para nosotros.

Nuestra ruta (circular) propone circunvalar el macizo por una de las muchas rutas potenciales, no por los cresteríos, que también es posible, sino por las faldas y tripas del macizo, coronando, de paso, el monte altiplatz vía collado Itxingote. La vuelta al punto de inicio, Urigoiti, se hace cruzando el orgulloso mirador de piedra que es Axular. La andada comienza en Urigoiti-Orozko desde donde nos dirigiremos en dirección este hacia las mismísimas agujas de los Atxas. Una vez allí, nos encontraremos un canal de agua a cuya vera discurre una pequeña senda que no deberemos abandonar y que, en dirección sur, bordeará todo el macizo hasta encontrarse con el arroyo de Sintxita. La apropiada protección de este biotopo ha preservado el encanto, haciendo que el camino sea un deleite para nuestros sentidos: en otoño, el arroyo de Sintxita se convierte en una lengua de musgo que atraviesa sorteando los robledales, zigzagueante y sinuoso, abrigado por las hojas caídas de las copas que se amontonan a lo largo de su cauce. Aquí se habla el sencillo silencio de las hayas: arroyo astuto, viento y musgo, colores otoñales. Seguiremos por la parte izquierda del cauce unos cientos de metros más para encontrar los primeros “cairns” que, ya sí, ganan altura hacia collado Itxingote. La inclinación es elevada por lo que con lluvia se puede tornar en terreno muy resbaladizo. Con un poco de paciencia y arrojo alcanzaremos el collado, y de allí el camino a la cima de Altiplatz es evidente pero de difícil andadura. Ya dominan el terreno las lajas propias del los terrenos karsticos, que no abandonaremos ya hasta nuestra salida de Itxina por el ojo de Axular o Atxulo.

La vuelta en el interior de Itxina, desde Altiplatz para alcanzar Axular, ofrece varias posibilidades, todas ellas por caminos mejor o peor marcados. Es este un lugar donde gustan de cobijarse las nieblas, espeso, laberíntico y confuso, de árboles centenarios y cuevas, con simas tan profundas y oscuras como las leyendas que, inevitablemente, se apoderan del montañero a medida que se adentra en sus fauces. Nosotros nos despojamos gustosos de nuestras conciencias racionales y adultas, y nos abandonamos por espacio de unas horas al terreno sugerente del mito. Itxina, esencia semidivina, espacio de quimera y ficción. Tratar de realizar cualquier descripción del itinerario por Itxina serían intentos vacíos. Es cierto que hay marcas (rojas y amarillas) e incluso señalizaciones que indican el camino, pero es más cierto aún que sólo un buen conocedor del terreno debe adentrarse en este lugar. Se oyen historias de montañeros extraviados que hubieron de pasar noche en aquel lugar: algunos fueron convertidos en árboles y aún pernoctan en Itxina; otros conseguimos salir pero algo de nosotros quedó para siempre allí. Callan las simas con su silencio, fieles a Itxina y a sus devotos arcanos, guardan el secreto en su oscuridad. Acercaros a una y observad su interior, ¡preguntad!, mirad al abismo y él os devolverá la mirada.

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