Valle de Caderechas. Santa Marina (1140m)

Olvidado en las cercanía de Oña, al noreste de la provincia de Burgos. Caderechas es una copia perfecta de lo que pudo ser el paraíso bíblico, de dudosa existencia. Dios no necesitaba otro paraíso, ya tenía Caderechas.

Por la carretera N232 de Cubo de Bureba a Oña, nos desviamos a izquierda en el término TERMINÓN, puerta del valle al que nos dirigimos, hasta llegar a Madrid de Caderechas, pueblo revivido de tiempos pasados y que sestea en la ladera de la sierra, bajo el Portillo del Condado. A su derecha cercana, se encuentra la cumbre antenada de Tablones, el gigante del valle. Según vamos cogiendo altura, desde la Madrid a Huespeda, nos vamos asombrando de la belleza de un valle cerrado en una inmensa foz formada por los cantiles de la sierra que está encima.  Los ojos se rompen contemplando la blancura de los inmensos cerezales que pueblan el valle. Estamos en el Jerte burgalés en plena floración de los cerezos. Nos sentamos, contemplamos, y no pensamos, porque la mente se queda corta para apreciar tanta belleza. Arreamos subiendo en dirección a la ermita de Santa Marina, sobre los 1000 m. de la sierra, desde cuya atalaya nos asomamos a la inmensidad del valle, que se llega hasta la Mesa de Oña. Negros nubarrones se nos acercan por el Páramo de Masa y derraman sobre nosotros las últimas nieves. La temperatura es glacial. Por el collado de Los Castillos descendemos la sierra dirección a Huespeda y Madrid de Caderechas. Bosque de pinares y encinos nos cierran el cielo cuando el sol consigue abrir brecha en el inmenso espacio  que cubre el valle. Tres horas de travesía y 11,2 km. de recorrido. De verdad, no vayan a Yellowstone, vayan primero a Caderechas en la semana de finales de Abril, cuando las flores cubren el valle de un intenso color blanco.