Ficha:

  • Travesía: Ruta del Vino y del Pescado.
  • Recorrido: De Andollu (Alava) a Laguardia (Rioja alavesa).
  • Duración: 12 horas de travesía
  • Distancia: 43,49 km.
  • Itinerario: Andollu-Okina-Saseta-Pariza-Albaina-Laño-Lagran-Laguardia.
 

  • Mapa de situación:

42.5 km, 23:44:30

  • Descripción:

 

El recorrido completo de la GR38 comenzaría en Otxandiano para terminar en Oyón. La primera jornada de nuestra resumida GR, de unos 30 km. de recorrido, termina en Lagrán, pernoctando en el albergue del pueblo junto a la ermita de San Bartolomé. La segunda jornada de Lagrán a Laguardia, de unos 12 km de recorrido y vuelta a Vitoria tomando el autobús de Continental a las 14,20 horas en Laguardia.

La ruta del vino y del pescado hace referencia a un viejo camino de arrieros que fue utilizado en tiempos remotos para comunicar el norte del País Vasco con las zonas llanas de la Rioja. Los arrieros de entonces se aprovisionaban del rico vino de la rioja para transportarlo en odres o pellejos hasta Otxandiano o Durango, donde lo intercambiaban por otros artículos, como los salazones del pescado que procedían del puerto de Bermeo. Los vecinos de Lagrán aprovecharon la ruta para comerciar con La Rioja su carbón y cal de encalar,  a cambio de vino. Se acaba de inaugurar en Lagrán un centro de interpretación que hace referencia a estas viejas vías comerciales. Las reatas de mulas cargadas del preciado líquido se internaban en territorio alavés aprovechando el paso natural del Puerto del Toro en la sierra de Cantabria. Atravesaban el enorme hayedo que cubre la sierra de Jaundel desde Lagrán a Laño, para cruzando las tierras de laboreo del Condado de Treviño ir a encarar el sinuoso desfiladero del río Ayuda hasta Okina y de aquí remontar las soledades de los montes de Vitoria e ir a descansar al abrigo del Santuario de Nuestra Señora de Estíbaliz, donde a buen seguro los monjes darían buena cuenta del tesoro líquido escondido en las alforjas de los arrieros. Nosotros haremos el recorrido de norte a sur, comenzando en el pueblo de Andollu, junto a Estíbaliz, para ir a caer a Laguardia en dos jornadas. Todo el recorrido está bien balizado por marcas rojas y blancas y con postes de madera como el de la fotografía que presentamos. No hay mas que abrir los ojos y seguir las indicaciones. Un buen trabajo por parte de la diputación alavesa.


1º Tramo: De Andollu a Okina.

Tiempo: 2 horas.

9.5 km, 23:56:08

La mañana se presenta clara y despejada, a pesar de las previsiones de lluvia de los diversos partes meteorológicos. Tomamos un taxi en Vitoria que por 18 € nos dejará en el parking del Restaurante Andollu, justo en la carretera que sube al puerto de Azázeta.
En este punto nos unimos a la gr38 que viene de Estíbaliz y por la pista que arranca al lado del parking tomaremos dirección sur hacia los montes de Vitoria. A poco dejaremos a nuestra derecha una enorme balsa de riego para siguiendo las marcas ir a tomar el barranco a derecha del monte Almurrain (Auberrey), el cual iremos remontando por ancha pista hasta el collado superior. En el punto sendero abandonaremos la pista ancha para tomar un diminuto sendero a nuestra parte superior derecha que nos llevará a una valla metálica y acompañándola un rato nos sacará a los praderíos despejados del collado superior de la sierra. De aquí a Okina podemos seguir las marcas que se internan de nuevo en el hayedo o bien ir a salir a la carretera que baja del puerto y que como en un km. nos llevará al pueblo de Okina.  Llevamos dos horas de andada por lo que en la fuente del pueblo reponemos fuerzas y rellenamos las cantimploras para lo que nos queda.

  • Fotografías:

2º tramo: De Okina a Laño

14.4 km, 23:55:06

Es la parte treviñesa del recorrido. De Okina tomamos la ribera  izquierda del río Ayuda por donde discurre la pista que sin pierde nos llevará a Sáseta atravesando el precioso desfiladero que ha formado el río en su descenso hacia tierras treviñesas. En Sáseta y sin llegar a salir del pueblo, doblaremos a derecha por el camino del molino (errota) para tomar la segunda pista a la izquierda una vez pasado el río por un puente. De nuevo en dirección sur hacia el término Estuzarra atravesando tierras de labranza la gr38 nos lleva a Pariza y a Albaina. Nos podemos ahorrar alguna revuelta tomando directos a Albaina por caminos de parcelaria y sin pasar por Pariza. Nos imaginamos que los arrieros del vino no dejarían pueblo sin visitar donde poder hacer algo de negocio. No es nuestro caso. En Albaina hacemos nuestra parada obligada, es la una del medio día. Tomamos nuestro almuerzo y como en media hora de descanso reemprendemos la marcha en dirección a Laño. Nos hacen su aparición las primeras lluvias. Son borrascas de abril, que hacen salir a los caracoles de sus madrigueras. En un descanso entre borrasca y borrasca pasamos junto a las cuevas de las Gobas, cuevas cenobíticas de cuando los visigodos, y que constituyen lo que se ha dado en llamar la Capadocia treviñesa. Nos imaginamos que los arrieros del camino socorrerían a los viejos ermitaños con algún trago de vino, a cambio de sus rezos y plegarias. Nuestra entrada en Laño se ve acompañada de una intensa borrasca de la que apenas nuestros paraguas pueden librarnos; nos refugiamos en el pórtico de la iglesia esperando a que escampe. Dice el refrán que “las borrascas de Abríl caben todas en un barríl”, pero la que está cayendo convierte las calles de Laño en verdaderos ríos.

  • Fotografías:


3º Tramo: De Laño a Lagrán.

7.5 km, 23:57:46

Pero como siempre que ha llovido ha escampado, nosotros con las últimas gotas de la tormenta nos echamos de nuevo al camino, son las 15 horas, saliendo del pueblo en dirección sur hacia la ermita de Santa Marina, por la calle justo enfrente del pórtico de la iglesia, que tan buen refugio nos ha dado. Comenzamos la ascensión a la sierra de Jaundel por ancha pista que describirá dos grandes curvas antes de coronar la sierra. En lo alto de esta la pista se abre a un enorme pastizal, un claro en el bosque, en el que prestaremos atención para retomar la GR38 con la ayuda de dos postes de señales, Poste1 y Poste2, e ir a descender a hacia la vertiente sur de la sierra. El camino se interna de nuevo en el frondoso hayedo; las negras nubes que cubren el cielo conceden al bosque un aspecto mágico y una sensación de soledad lo envuelve todo. En los tiempos de la oscura edad media el atravesar esos bosques con los mulos cargados del tesoro líquido se nos imagina una verdadera epopeya. Los chasquidos de los látigos y las imprecaciones de los arrieros se perderían en la maraña de hayas y bosque bajo espantando a búhos, alimoches, aguiluchos y a toda suerte de pobladores del bosque. Son unos cuatro km. y medio de bosque que hemos de atravesar hasta presentarnos en el claro de Lagrán y entrar al pueblo por el lavadero.

  • Fotografías:


4º Tramo: De Lagrán a Laguardia.

11 km, 23:55:30

Son las cinco y media de la tarde cuando entramos en Lagrán. Llevamos 9 horas de andada y unos treinta y dos km. a nuestras espaldas. No podemos dar un paso mas. En el bar junto a la escalinata de la Iglesia nos libamos unas cañas de un trago y sin pestañear. ¡Y ahora viene cuando la matan!:  Nos enteramos de que el albergue está como a dos km y medio del pueblo, junto a la ermita de San Bartolomé. Hemos de ir al albergue a pié. Para mayor descojono, con perdón, nos piden una fianza de 150 € para darnos la llave del albergue o refugio ¡Ni en el Hilton!  Si queremos cenar hemos de volver al pueblo a pata y a pata al refugio de nuevo después de la cena casi a oscuras. Unos seis km. mas a añadir a los que ya llevamos. El albergue tiene calefacción y agua caliente, pero hemos de esperar como una hora hasta que el calentador entre en régimen. Ya por la mañana, el bueno de Juan, responsable del refugio, viene con su todo terreno a devolvernos la fianza de la que ha descontado los 6 € por barba que cuesta la pernoctada. Se ofrece a llevarnos a Lagrán, lo que le agradecemos, y ya en el pueblo reemprendemos la marcha tomando el camino del cementerio rumbo al puerto del Toro. Hemos de remontar a los 1200 m. desde los 700 m. en que nos encontramos.

Solamente unos doce km. nos separan de Laguardia pero hay que sudarlos. Las mochilas pesan como demonios y el ascenso de los 500 m. de desnivel se nos hace eterno. En el puerto del Toro la niebla los envuelve todo y un viento gélido azota las peñas. Al abrigo de unos matos nos tomamos un ligero almuerzo, de lo poco que nos queda en las mochilas, y sin pérdida de tiempo salimos zumbando collado abajo hacia las claras y tibias tierras de la rioja que ya acertamos a vislumbrar en un corte entre la niebla.

El descenso del puerto del Toro es un agradable paseo a través de bosque mediterráneo, por serpenteante sendero primero y ancha pista después, a salir a Laguardia por el poblado de La Hoya. Son las doce del mediodía cuanto entramos en el pueblo. Hemos comenzado la andada allá en Lagrán a las nueve de la mañana. A nuestras espaldas han quedado los enormes farallones de la sierra de Cantabria, que las densas nubes que los cubren solo nos dejan ver en parte. Al socaire de las murallas del pueblo nos cambiamos de ropas y calzado y nos ponemos guapos para lo que viene a continuación, que no es otra cosa que el soplarnos unos ricos caldos riojanos, a ser posible bien criados, porque para algo hemos peregrinado por la ruta del vino, siempre con la mente puesta en este agradable líquido que ponga fin a nuestras penalidades a través del histórico camino que hemos dejado atrás y que sirvió en el pasado para transportar los alegres caldos riojanos a las congeladas llanadas alavesas, a los encogidos estómagos de sus gentes.

  • Fotografías:

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