Ficha:
  • Nombre: Cruz de Ganalto (897 m.).
  • Situación: Sierra de Badaya.
  • Punto de inicio: Hueto Arriba (Álava).
  • Desnivel: 400 m.
  • Duración: 3 horas y 12 km.
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10.8 km, 00:00:00

Muy a pie de casa, y sin grandes alardes, se nos ofrecen formas de contacto con la naturaleza que colman plenamente nuestras ansias de campo abierto y vida al aire libre. No hace falta hacer muchos kilómetros para poder disfrutar del monte y de sus encantos. La salida que proponemos es un agradable paseo de unos 12 km. muy al alcance de la mano para los que vivimos en la llanada alavesa. Volvemos de nuevo a la sierra de Badaya, brava entre las bravas. Aparcamos en el pueblo de HUETO ARRIBA y en dirección oeste tomamos la pista que enfrenta la sierra hacia el barranco de Goro. Se trata de un camino amplio festonado de naturaleza a ambos lados, con quejigos, carrascos, algún roble, y numerosos madroñales que van acompañando nuestra andada. En estos días del lluvioso Mayo que estamos atravesando el campo está especialmente verde y floreado. Lirios silvestres y margaritas surgen por todas partes. Es un verdadero festín ecológico. Pegados a la orilla del Barranco de Goro vamos comenzando la ascensión suavemente hacia la sierra.

En un recodo un hito de piedras nos avisa de la presencia cercana de la cueva de los GOROS. Nos desviamos a nuestra izquierda y descendemos por un intricado sendero hasta la misma boca de la cueva en su nivel alto. Dos enormes oquedades se abren a nuestros ojos en un escarpe vertical de la pared que corta el barranco. Nos limitamos a visitar las amplias salas a la entrada de la cueva, sin adentrarnos en sus galerías interiores. No podemos menos de acordarnos de un grave accidente espeleológico que costó la vida a un miembro del GEA alavés por el año 1988. No adentrarse en la cueva en tiempo lluvioso. Puede ser una trampa mortal. El krast de la sierra vomita por ella toda el agua que se va recogiendo en sus numerosas galerías para encauzarla por sus bocas hacia el barranco de Goro. Continuamos nuestra ascensión hacia la ermita de Santa Marina de Badaya, SMARINA, una modesta casita blanca que apenas sobresale en la espesura de la sierra. Durante años ha sido este entrañable lugar refugio y descanso en nuestras andadas por la sierra. Nuestra visita a la ermita se ve premiada con una docena de ricos champiñones que rápidamente ponemos a buen recaudo en nuestra mochila. Con un huevo prepararemos un revuelto rico, rico, rico, para amenizar nuestra comida del mediodía.

Mas adelante nos salen al paso algún que otro boletus edulis a los que tampoco haremos ascos. Y es que la humedad del terreno está propiciando la aparición de estos suculentos frutos del bosque quizás un poco adelantados a su temporada. De la ermita a la derecha en dirección norte vamos remontando hacia la Cruz, que ya divisamos arriba, a través de los arbustos. Ya en la Cruz de GANALTO nos paramos unos minutos para contemplar el verde valle de Zuya que se extiende a nuestros piés. Es un observatorio único para contemplar las laderas de la sierra de Gorbea totalmente cubiertas de una vegetación exuberante. Aperregui duerme abajo a nuestros piés. Alguna chimenea vomita ya el humo del cocido que, valga la redundancia, se está cociendo entre las brasas; lento, muy lento, como lo cocían nuestras abuelas. Continuamos a la derecha en dirección este disfrutando de la proximidad del cortado de la sierra en dirección al collado de OLÁZAR. Una pequeña balsa en mitad del collado hace las delicias de las numerosas ranas bermejas que croan ajenas a nuestra presencia. Tomamos a nuestra derecha barranco a bajo para como en unos dos kms. entrar de nuevo en el pueblo de Hueto Arriba, y así completar la travesía en círculo que nos habíamos fijado. Una verdadera gozada para los sentidos. Se recomienda.

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