Ficha:

  • Nombre: Balaitous (3144 m.).
  • Situación: Valle de Tena.
  • Punto de partida: Embalse de la Sarra.
  • Desnivel: Unos 1700 m. de desnivel desde embalse de La Sara.
  • Duración: Unos 19 km. de travesía y unas 12 horas de duración.
  • Cartografía: Topo Spain.
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  • Mapa de situación:

13.9 km, 21:37:28

  • Descripción:

El Balaitus es uno de los elegidos que engrosa esa pequeña pero gran lista de montañas “míticas” del Pirineo. Todo aquél que haya caminado en cierto grado por las cumbres de los Pirineos ha oído hablar de la inaccesibilidad de esta mole granítica y de la dificultad de cualquiera de sus vías de ascensión. Tanto en invierno como en verano, cualquiera de estas rutas hacen que sea una montaña para montañeros con experiencia pero es en invierno cuando nos muestra su talante más agreste y hace necesario que el montañero esté versado en el manejo de cuerda, crampón y piolet.

La ascensión comienza en el embalse de la Sarra y aunque es posible realizarla en un solo día, el fuerte desnivel a salvar (1700 m) hace que sea aconsejable realizarla en día y medio. El primero de ellos sirve para alcanzar el refugio de Respumoso y pernoctar allí, habiendo salvado ya, en unas 2 horas y media, los primeros 900 metros de desnivel. La ruta de esta primera jornada hasta el refugio no tiene pérdida y transcurre por el desfiladero del río Aguas Limpias, sin embargo, en invierno conviene revisar las condiciones nivológicas ya que es una zona con alto riesgo de avalanchas.

El refugio de Respumoso es una bella casona de piedra que está enmarcada en la orilla del embalse con mismo nombre, en el circo de Piedrafita. Desde allí, el camino parte hacia el norte afrontando la fuerte inclinación del barranco de Respumoso por un camino regado con abundantes piedras que hacen que el camino sea tortuoso. El inicio de la ruta es “fuerte” pero basta con pararse un instante y echar un vistazo en derredor para coger fuerzas. El camino avanza con las paredes de las Frondiellas a nuestra izquierda, avanzando por las laderas en dirección la cresta del Diablo, en cuya izquierda se encuentra la brecha Latour, punto culminante de la ascensión. Es conveniente llegar a la brecha lo antes posible, tanto para subir como para bajar, ya que es un lugar bastante concurrido con lo que en cuanto a caída de piedras y esperas en los rapeles supone. La brecha (III-III+) es el punto culminante de la ascensión, en el cual el montañero tendrá que echar mano de las cuerdas y de las manos. La brecha comienza con un corredor de hielo al cual para llegar hay que subir una empinada pala de hielo. Una vez en la entrada del corredor, encontramos una pequeña hondonada en la nieve, junto a la pared izquierda de la brecha que puede servir de primera reunión. En este punto conviene sacar la cuerda aunque, en función del estado de la nieve y de la experiencia de cada cual, el corredor de hielo se puede enfilar sin ella hasta el punto donde comienza la ascensión por la pared rocosa. Las reseñas citan varias formas de acometer este corredor y la brecha: bien ascender por el hielo en toda su longitud o bien recorrer sólo media parte y salir en la roca en el punto que hay clavos y una argolla que puede servir de segunda reunión. En este punto empieza la roca pura y dura. El primer paso (apenas 3 metros) es algo complicado pero los clavos sirven de ayuda. Tras esta trepada llegamos a un resalte en la roca en la que caben dos personas y se puede establecer reunión para quitarse los crampones ya que es probable que, al menos al final de la temporada estival, no los necesitemos. A partir de aquí sólo queda trepar por la roca hasta el final de la brecha. A gusto de cada cual emplear la cuerda o no pero, aunque la trepada es aérea, no presenta dificultades si se es algo avezado en estos terrenos. Una vez pasada la brecha, ya divisamos la cima del Balaitus y observamos la última ascensión por la inclinada y expuesta pala final. Aunque la brecha Latour se lleva toda la fama, no hay que subestimar esta última pendiente. Si hay poca nieve y sobresale la abundante roca no habrá problema, pero si existen placas de hielo convendrá extremar las precauciones ya que la caída es larga. En la cima sólo queda recrearse en el paisaje y regocijarse en la proeza conseguida. El descenso es repetir el camino andado pero con la seriedad con la que hay que afrontar el descenso a la brecha y los rapeles en la misma, en la que es casi seguro que suframos largos retrasos debido a la concurrencia de montañeros en subida y bajada.

  • Fotografías:

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